logo1 En el día del veinticinco aniversario de la puesta en funcionamiento del Colegio de Agrimensores, un 6 de febrero de 1.987, con la pesada carga de ordenar, reglamentar y controlar el ejercicio profesional de los Agrimensores, en un marco ético y de responsabilidad social profesional. No cabe ahora reiterar las vicisitudes de la creación del Colegio, de su entorno político y social y más aún del propio y necesario convencimiento que podíamos hacerlo; nos encontramos hoy en un contexto de plena presencia, entre las entidades profesionales locales, nacionales e internacionales, en las actividades del Estado provincial y municipal, en cuanto a nuestros objetivos profesionales y  en forma específica, en el marco de las actividades catastrales vinculadas al territorio y su ordenamiento y en particular las dirigidas a garantizar el orden social y la seguridad jurídica inmobiliaria.

Ese complejo estadio de participación exige una institución sólida en principios, con fortaleza en su accionar, y compromiso social en sus objetivos y esto solo será realidad con el concurso de quienes creímos que un cambio es posible, que el conjunto de los agrimensores debía asumir y lo hizo, un nuevo estado de participación, sobre la base principista y espiritual de quienes treinta años antes, desde la encomiable tarea del Centro de Agrimensores de Córdoba, que tuve el alto honor de presidir, plantearon como objetivo liminar, la creación del Consejo Profesional de la Agrimensura

La utopía es la caldera que se alimenta de sueños y esos sueños que cumplimos como el mítico animal, no se mueren, se renuevan en si mismos y nos empujan al mañana; con esa visión nos encontramos hoy, forjando un Colegio con plena actividad, logrando objetivos hoy, para pensar el mañana con una idea fuerza, poner la Agrimensura al servicio de la gente, en la búsqueda de un orden social más justo y solidario.

En ese marco, es que participamos de la acción de gobierno, establecemos convenios de colaboración, mejoramos el acceso al servicio profesional, apoyamos y construimos una formación académica y profesional que tenga por fin una prestación comprometida y ética, con reconocimiento y retribución adecuada al servicio profesional exigible.

Estos primeros veinticinco años nos muestran lo poderoso de una idea, de un objetivo, y de trabajar unidos en pos del mismo. Alimentemos los sueños, busquemos los caminos para su concreción, pensando a quienes nos debemos, para que los cometidos de esta noble y hermosa profesión de Agrimensor sean parte del cambio hacia una nueva realidad social.

Solo me queda agradecer, en nombre propio y con seguridad del Consejo Directivo, por el apoyo, la participación y la fuerte voluntad y compromiso de quienes compartimos sueños y estas realidades; que se lee desde la simpleza del correcto acto profesional y una debida solución para su requirente.

Asimismo debo agradecer, desde el honroso recuerdo a quienes silenciosamente pero con ahínco, trabajaron para esta realidad y hoy no nos acompañan físicamente, pero con seguridad están el alma del Colegio.

Ingeniero Agrimensor

Raúl H Grosso

-Presidente-