A Feijóo, el «Cacho» Feijóo, tuve el gusto de conocerlo en Congresos de Agrimensura y alguna que otra reunión. Creo haberme identificado con él en muchas cuestiones y preocupaciones comunes sobre nuestra profesión, teníamos feeling , teníamos «onda» como se dice en nuestro idioma. Luego, quizás de una manera más asidua y profunda, nos conocimos por una publicación que supo hacer sobre medidas de distancia antiguas. Me pidió publicar su escrito en una muy conocida página que supe crear y administrar denominada «Elagrimensor». La publicación fue un éxito editorial, deben haberla bajado más de dos mil veces. Además, numerosas lectores me solicitaron citarla y pedir la autorización del autor. Y así lo hice y era un motivo, una buena excusa, para charlar con Cacho. Así mismo Feijóo, entusiasmado por la difusión de la publicación, avanzó con otra sobre medidas antiguas superficiales.

A partir de la aparición de este blog escribí un artículo alternativo del anterior donde nuestros lectores pudieran bajar los dos textos y siguió el incesante interés por los mismos. Desde el momento de la publicación hubo más de tres mil downloads.

Medidas antiguas (Octubre 2014)

Querido y respetado colega, Carlos Feijóo Osorio me despido de vos con estas palabras. Me va faltar tu siempre positiva autorización para citar tu trabajo.

 

Armando del Bianco, esta mañana me solicitó publicar, a manera de homenaje, la siguiente remembranza en su honor. Gracias Armando por tan sentidas palabras.

Carlos Feijóo Osorio, “Un prócer de la agrimensura que nos deja”.^[1]

Prócer, según la Real Academia Española significa:

 “Hombre ilustre que es respetado por sus cualidades y disfruta de especial consideración entre los de su clase o profesión”.

Perteneció a la vieja elite de los egresados de Colegio Monserrat y obtuvo su título de Ingeniero Agrimensor en nuestra Escuela de Agrimensura de la U.N.C. Su arraigada formación humanista, le marco el rumbo para que su vida profesional estuviese signada por las problemáticas sociales y legales. Durante 30 años fue jefe del Departamento de Registro Catastral de la oficina de Catastro provincial; y en no pocas oportunidades ocupó el cargo de subdirector o de director de la mencionada repartición oficial.

Se destacó como expositor en agrimensura legal, catastro, valuaciones y cartografía catastral. No solo en jornadas y congresos de agrimensura, sino también en otros foros como el Consejo Federal de Catastro, el programa de asentamientos humanos de la UNESCO, etc.

Participó también presentando ponencias (entre muchos otros), en temas como: cementerios parques, excedentes superficiales, titulaciones defectuosas, propiedad horizontal, sistemas de control territorial, ley 20440,

Además, participó activamente en numerosas comisiones de estudio, investigación y trabajo, vinculadas a su especialidad en agrimensura legal y catastro.

A pesar de tal prolífica actividad, igualmente si hizo tiempo para realizar cuantiosas publicaciones, y sin descuidar su participación en las actividades deportivas, literarias, sociales y culturales.

A pesar de su encomiable altura profesional y mi admiración por él, permítaseme que lo tutee, y lo llame cariñosamente “Cacho”, como a veces lo hacía en una mesa de un café en la calle 9 de Julio, a una cuadra del viejo edificio de Catastro.

En el año ’71, me lo presentó un compañero de topografía I, el salteño Oscar Saavedra, fuimos a su casa de nueva Córdoba, con Oscar y el colega Miguel Díaz Saravia, y estuvimos escuchando un “long play”, “Let it be” de los Beatles.

Lo recuerdo como un libro abierto dispuesto a trasmitir todo su saber y conocimiento; por ejemplo, seguramente algunos colegas mucho más jóvenes que yo, no olvidarán que siendo alumnos, organicé un conversatorio en el patio de mi casa en barrio Junior (asado bien regado de por medio), donde Carlos expuso sobre el libro “Qué es la Agrimensura” de Carlos Alberto Bianco. Pero allí no se cerró el tema, sino que ante el caudal de preguntas realizadas por ávidos estudiantes, el temario se extendió mucho más allá de la filosofía, la ética y la esencia de la Agrimensura; para incursionar en numerosos temas que hacen a nuestra profesión, y donde Cacho, se sentía en su salsa, trasmitiendo enseñanzas, anécdotas y su pasión por la Agrimensura … esa noche era un joven más entre jóvenes.

Otra noche compartí sus saberes, en una mateada en casa del colega Nino Videla, recuerdo que estaban Nino, Yoyi (su señora y colega), Javier (su hermano mendocino y colega), yo, “dedito” Ibañes (colega catamarqueño) y Luis Gervasio (colega riojano), entre otros.

Pero me recuerda el Nino, que

“… de Agrimensura miles de charlas …siempre ameno…inteligente y dispuesto a entregar su gran conocimiento, y si hacía falta, se programaba la próxima charla con agenda abierta y de cualquier tema…”

Agrega el colega Videla:

“Familiarmente llegó a ser amigo-padre-abuelo…a Charli [el hijo de Nino]…lo hizo de Belgrano y lo llevaba a la cancha. Con nuestros hijos siempre estuvo presente en cumpleaños y casamientos, al igual que con sus hijos… que te puedo decir Armando…todo cariño…amor. Con la Marta….su mujer una persona hermosa…cariñosa…increíble madre”.

Y concluye diciendo:

 “El conocimiento Cacho lo entregaba con mucho amor y desinteresadamente …sin compartir a veces los criterios… y no se guardaba nada y si hacía falta confrontaba hasta el infinito…”

Compartí muchas más cosas y experiencias con él, pero la que más me ha quedado grabada, fue nuestra participación conjunta, cuando durante dos años compartimos un espacio de radio. En radio nacional los sábados a la tarde de 15 a 15:45 horas. Al inicio iba una charla introductoria, y luego seguían las preguntas de los oyentes y que por supuesto contestaba Cacho. A veces las consultas eran tan insólitas que no las podía responder porque se tentaba y nos contagiaba al locutor y a mí. Recuerdo que la mayoría de las consultas eran por medianería, de lotes mal ubicados y de las restricciones al dominio.

Una vez, una señora muy furiosa dijo que no iba a barrer más la vereda, porque se había enterado que era del dominio público; y si en cambio era de ella, iba a cerrar la vereda porque los vecinos y perros se la ensuciaban.

En ese entonces, el director de catastro era el Ingeniero Esteban Reinato, que le “sugería” a los empleados escuchar la audición y formular preguntas interesantes. Algunos de ellos, que no acordaban con el carácter adusto de Cacho, hacían preguntas muy complicadas, como quien dice para hacerle pisar el palito; pero aunque anónima la consulta, Carlos me decía en bajito: – este es fulano…–

A veces conseguíamos llevar un colega invitado que se animase a participar, no solo teóricos sino en especial agrimensores independientes, con trayectoria y experiencia, del aquel entonces “Centro de agrimensores”.

 

Armando Del Bianco ingeniero agrimensor

 

^[1] El 7 de Mayo Carlos Feijóo hubiese cumplido 92 años. Dice su hijo: lúcido hasta el final leyendo como siempre, El País de España y Le Monde, hizo un ACV hace unos días y falleció el domingo, 13 del marzo del corriente mes.